lunes, 6 de agosto de 2007

Por el espacio

A veces me gusta tumbarme de noche en la hierba de un parque y mirar las estrellas cuando la contaminación de la ciudad lo permite. No entiendo de Astronomía. Sólo admiro la inmensidad. Y siempre que lo hago acabo sintiendo lo mismo. Soy la mota de polvo más insignificante del universo y sin embargo siento que mis problemas son más grandes que todo eso. Intento sentirme más humilde y pensar en lo bueno que tiene ser quien soy y tener lo que tengo.

Pero es prácticamente imposible consolarse de esa manera porque es la vida que tengo, la que me toca vivir, a la que tengo que cuidar y poner solución. Noto que hago cosas para evadirme, para no pensar, para cerrar los ojos y desear que al abrirlos todo esté del derecho de nuevo.

Me tumbo y miro al cielo.

Me relajo.

Me dejo llevar.

Deseo volar lejos de todo, sin dejar huella.

Pero no puedo volar, ni siquiera con la imaginación. Sentada en el coche, o en el metro, o sacando a mi perro a pasear...siempre acabo pensando en las mismas cosas. Siempre atascada en el mismo punto.

Se me acaba el verano y ya ni podré tumbarme a mirar el cielo.

Se me acaba el tiempo.

No hay comentarios: