martes, 20 de noviembre de 2007

Ulises

El día ha amanecido hoy oscuro y lluvioso, como si supiese de antemano lo que iba a ocurrir. Hoy es un día triste y tiene que llover mucho para llevarse la pena fuera.

Cada dueño dirá lo mismo de su mascota así que no seré menos: mi perro era el mejor del mundo. Ha estado con nosotros 14 años, toda una vida, desde que yo era una niña. Y ahora la casa está vacía, ya nadie saldrá nunca a saludarme con uno de mis calcetines en la boca. Hoy la vida de Ulises se ha apagado para siempre, muy enfermo y habiendo perdido toda la vitalidad que, aun siendo anciano, mantuvo hasta hace pocos meses.

Su cuerpecito pequeño, menguado, huesos y un poco de piel ya no podía más y hemos tenido que tomar la decisión de acabar con su sufrimiento. Y ahora empieza el nuestro, el de superar que un miembro de nuestra familia se ha ido. Porque por mucho que fuera un perro, es como si hubiese sido un hermano más. Y sé qué no sólo la familia le echará en falta.

Gracias a todos por la preocupación que habéis mostrado y por darle vuestro cariño igual que él os dio el suyo.

Hasta siempre Uli.


lunes, 5 de noviembre de 2007

No puedo poner título a lo que para mí no tiene nombre.

No puedo pensar en una palabra que abarque toda esa mala hierba que tengo dentro y que me consume.

A veces me atrevo a levantar la cabeza del suelo, miro al frente y no veo nada. Absolutamente nada. Mi pasado ha matado mi presente y mi futuro.

Echo de menos las cartas y los poemas en las paredes. Echo de menos lo que me hacían sentir.

Echo de menos lo que era antes, cómo era antes. Y nada va a volver y yo no quiero estar más aquí, de esta manera, leyendo las letras que deberían ser mías.

Espero que puedas perdonarme algún día.

Te quiero.


Soy la mano tonta que destroza el huerto