Hoy en día se critica mucho a los jóvenes porque nos marchamos muy tarde de casa. No sé si a todos los que lo hacen les gusta o si simplemente no pueden. Quiero pensar que es lo segundo pero sé de primera mano que hay muchos casos de la otra opción. Lo vivo de cerca.
Y encima se supone que no tengo tanto de lo que quejarme porque en mi caso fue mi padre el que se emancipó al casarse por segunda vez después de enviudar. Es decir, que hacía vida de piso compartido con mis hermanos, que en mi caso es muchísimo peor que tener compañeros de piso que son sólo eso.
Ayer me desperté de un sueño en el que me había convertido en dueña y señora de toda mi casa. Que había sido capaz de comprar sus correspondientes partes a mi familia y que la casa que una vez compartimos era toda mía. Lo primero que hacía era cambiar la cerradura. Y durante un buen rato seguí soñando despierta, decorando y arreglando la que ya era mi casa. Pintar así, los muebles asá, cambiar el suelo...montones de cosas.
Hoy me he dado cuenta de que estoy tan harta de estar aquí que si puidera marcharme mañana mismo a compartir un piso o alquilar el mío propio lo haría sin dudarlo. Empaquetar y a correr y ahí se queden con sus miserias. Ya me he cansado de hacer favores, de limpiar para desagradecidos e irrespetuosos, del interés puro y duro, de borderías y mierdas. Ya me he cansado. Tal vez en los próximos años no gane mucho dinero, pero por mi madre que si estudiar ese jodido módulo que tanto me acojona es el billete para salir de esta cochiquera, me saco ese título pase lo que pase. Y curraré como pueda, y me mantendré como pueda. No creo que me faltase ayuda si viniesen las vacas flacas. Pero quiero al fin tener algo mío. Quiero valerme por mí misma, cosa que mi hermana de casi 40 años aún no hace. Quiero sentir que si curro, si limpio, si me encargo de que las cosas en casa se hagan, de que se paguen los recibos, de que haya comida...quiero que sea para mí o para quien yo quiera y no para quien se aproveche de mí. Quiero cerrar la puerta tras de mí y allá se queden hundidos en su mierda.
Pero ahora viene también una gran pregunta. Estando emparejada como estoy, ¿no sería lo lógico irme a vivir con él? Supongo que sí, pero es pensarlo y se me ponen los pelos de punta. No estoy en absoluto preparada para eso. Pero creo que él no lo entendería o entenderá si llega el momento. Reflexiono sobre ello y creo sentir la necesidad de saber cómo es valerme por mí misma, sin ayuda, tener independencia de verdad. Es muy pronto para pensar en vivir en pareja, por lo menos para el tipo de relación que quiero llevar en este momento. Quizá él no lo entienda porque se siente más comprometido que yo en este momento. Pero no puedo hacerlo.
No sé qué ocurrirá. Creo que la idea del módulo, por mucho que me asuste, es una realidad a la que me voy a enfrentar. Tengo que empezar a creer que aunque va a ser duro, voy a poder con ello. Que la recompensa merecerá la pena. Siempre pienso en el miedo que me da hacer cualquier cosa y no en las cosas buenas que puede aportarme.
Poco a poco tengo que buscar y traer de vuelta la confianza en mí misma que he perdido hace mucho. Nadie puede ayudarme en eso aunque valoro y agradezco infinitamente los consejos y palabras de apoyo de la gente que me quiere y que cree en mí mil veces más de lo que yo misma creo.
Es la hora de vivir. Para querer morirme ya tendré tiempo.
Cojamos el timón y marquemos un rumbo