lunes, 27 de agosto de 2007

Algo cotidiano

A veces la anécdota más tonta del día es la que peor te hace sentir y la que recuerdas durante días. Hoy me vuelto a sentirme torpe. He intentado arreglar una cosa en mi casa y me la he cargado del todo. Y he roto a llorar como una niña pequeña, como si no tuviese arreglo.

No importa que algo se rompa cuando se puede reemplazar. Es la sensación de rabia, de querer hacer las cosas bien y acabar poniéndolo todo del revés, de sentirme torpe e inútil hasta para lo más sencillo. Y ya lo traslado al resto de mi vida.

Hoy parece que nada va hacia donde tiene que ir. Los demás se asustan. Yo creo que a estas alturas sólo me siento a llorar en el camino.

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