Hoy no se me ha ocurrido un título para la entrada pero tampoco creo que importe.
Como ya escribí, el otro día fui a mi instituto y sí, allí me encontré con profersores y compañeros de clase que me preguntaron qué estaba haciendo o qué tenía pensado hacer. "Puede que eche la preinscripción", les dije. Sorprendentemente la gente está más contenta y más ilusionada que yo ante la idea de mi vuelta y no sé por qué. Hasta Jose Luis le dijo a Sergio que tenía que animarme para que volviera. No sé, me pareció todo un poco surrealista.
Por otro lado, las sensaciones no fueron tan malas como pensaba, no me sentí tan agobiada. Heblé con mis compañeros de sus exámenes de recuperación, ayudé a Mónica a resolver alguna duda y charlando con ellos me volvió a entrar el gusanillo. Me llevé la preinscripción y la eché al día siguiente. Eso no quiere decir nada porque aún puedo rajarme al echar la matrícula, que sería a final de mes. Pero todo el mundo me dice que está contento de que lo haya hecho, de que haya dado un primer paso aunque yo siga sin estar convencida del todo. No sé, por una parte me apetece mucho, por tener la cabeza y el tiempo ocupado en algo útil. Por otra parte, ya se sabe lo que asusta.
Y en lo que a tema de trabajo se refiere, pues sigo en paro aunque hoy tengo otra entrevista. Y sigo en paro aunque en mi penúltima entrada dije que empezaba en un trabajo nuevo porque cuando llegué allí el martes, después de pasar un lunes de mierda, estaba esperando al chico que me iba a dar la formación (y que casualidades de la vida también se llama Sergio) y se me vino todo encima. Aparte de lo baja de moral que me encontraba me vi de repente trabajando en un sitio que no me apetecía, por un mísero sueldo que no me da ni para pipas. Y en un momento dije que me habían llamado de otro sitio que me interesaba más y me marché. Es cobarde, lo sé, pero era un curro de mierda. Si hubiera sido otra cosa más jugosa me hubiera aguantado y habría dado la cara, pero por eso...no, ni pensarlo.
Así que así estoy, esperando una entrevista donde curra una amiga mía, a ver qué me dicen. Me da un poco más de ánimo el tipo de comercio que es y también que, cuando ayer les cogí el teléfono, reconocí un número que ya me había llamado más veces y que nunca había llegado a descolgar. Es decir, que o se quedaban sin candidatos, o que aun viendo mi penoso curriculum están lo suficientemente interesados como para llamarme hasta que me han localizado. Prefiero pensar que es lo segundo, a ver si eso me sube un poco la moral.
Y por lo demás, mi relación se está yendo al traste. Últimamente todo son malentendidos, discusiones, puya va, puya viene. Sergio es incapaz, o al menos lo parece, de ver más allá de la palabra enfado. Está empeñado en que siempre lo hace todo mal, en que todo lo que dice me molesta o me cabrea y no es consciente de que yo no suelo cabrearme nunca. Las cosas me hieren o me duelen antes que enfadarme. Pero él no lo ve. Y yo no quiero que la persona que tengo a mi lado piense que soy una especie de bruja que está siempre de mal humor porque no soy así. Pero no es capaz de entender lo mal que lo estoy pasando por varios motivos juntos.
Yo intento abrirle mi corazón y decirle las cosas que siento, que es lo que siempre me critica; y siempre se siente atacado y como respuesta me ataca a mí. Y no puedo aguantar más ataques ya, no más llantinas, ni más noches en vela. Me gustaría que entendiese mi mecanismo. Que lo único que desearía es que me conociera mirándome a los ojos y descubriendo lo que necesito, no preguntándome a todas horas lo que me pasa.
Sé que soy rara, que lo normal es hablar las cosas, solucionar los problemas con diálogo, pero yo no puedo. Me bloqueo, las cosas que quiero decir que crean angustia y me pongo a llorar. Sólo deseo que haya un poco de complicidad. Uno de esos momentos en los que sólo con mirar al otro sabes que sobran las palabras, que lo único que hace falta es un largo abrazo que me quite los miedos y las angustias.
Pero no hay manera. Él sigue pensando que estoy siempre a malas y me duele. Lo más probable es que todo se vaya a la mierda y seguramente sea por mi culpa. Será que pido demasiado.
Así que ya sabéis, cuidado, que parece que muerdo.
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