miércoles, 4 de julio de 2007

Indecisión, no indiferencia

A veces creo que la gente confunde los dos términos en lo que a mí se refiere. Pocas cosas me producen indiferencia. De hecho, a veces preferiría que así fuera. Pero en contadas ocasiones las situaciones me pasan de largo sin causarme ningún sentimiento. Puden ser cosas más o menos importantes, inducirme a pensar más o menos sobre ellas, pero siempre les dedico un rato.

Cómo no, hay algunas que requieren la mayoría de mi atención, casi la totalidad de mis pensamientos. Es agotador no poder quitarse de la cabeza ciertas cosas, dudas, inseguridades.

Sé que no lo he intentado con todas mis fuerzas pero creo que cuando traté de explicártelo lo dejé entrever. No sólo se trata de la angustia de no tener trabajo, no ver un futuro, no saber si estudiar o no... Se trata de sentir que soy capaz para hacer aquello que me apetece. Sentir que aunque pueda ser duro, voy a superarlo, voy a salir adelante y además, sobre todo, que voy a valer para ello.

Para mí es muy duro compararme con la gente que conozco y que poco a poco han encontrado aquello que les motiva, les gusta, les fascina...aquello para lo que sirven. Yo aún no. Hay cosas que me gustaría hacer. Me hubiera gustado sentir que valía para el módulo de imagen. Me gustaría saber ahora que soy capaz de hacer realización, cosa que de verdad me apetece. Me gustaría saber que puedo ser buena en lo quiero hacer.

Pero no lo siento, y el miedo a un nuevo fracaso es más aterrador cada vez que siento dudas. Más intimidante a medida que se acerca el momento de decidir. A veces sólo quiero dejarlo pasar. Me evado pensando que no hace falta que decida nada, que puedo quedarme como estoy. Pero me dura muy poco. Segundos apenas porque acto seguido vuelvo a tener esa sensación en el estómago. La frustración, la inseguridad, no sentirme útil ni capaz para nada.

Es más que sencillo decir "yo también pasé por eso y lo superé, lo encontré". He creído encontrarlo tantas veces que ya no me quedan ganas de tentar a la suerte otra vez por si me vuelve a salir mal.

Me gusta cuando me decís que sí creéis que puedo hacerlo, que confiáis en mis posibilidades. Pero las comparaciones son inevitables. Vosotros, tan encaminados ya en vuestro futuro, siendo muy buenos en lo que hacéis...¿dónde voy yo? No creo que puediera dejar de compararme nunca. Es más tensión de la que puedo soportar en estos momentos.

Ojalá fuera un poco más como antes. Ojalá esta serie de acontecimientos no me hubiera devorado ferozmente. Ahora no me siento con ganas ni con fuerzas. Ya no.

Pero, sobre todas las cosas, he perdido la confianza en mis posibilidades de éxito.

He perdido la confianza en mí misma.

Me he perdido.

No hay comentarios: