Aunque en verdad no la dejé del todo. Me marché con la familia a descansar, a bañarme en el mar, a desconectar...y me duró apenas dos días. El resto de mi vida me persiguió hasta allí. Casi sin darme cuenta estaba de nuevo pensando en todas las cosas que quise dejar aquí. Me fui bastante tranquila y segura de mí misma y de lo que aquí dejaba y me entró de nuevo el pánico, el miedo, la duda y el consiguiente malestar para mí y para los demás. He estado ausente, pensativa, poco comunicativa y eso que casi no veo a mi familia. Pero no lo puedo evitar.
Escucho cada día los problemas de mi prima pequeña y me creo con derecho a aconsejar cuando algunos de los míos son muy similares y yo no hago caso de mis propios consejos.
Haz lo que yo diga, no lo que yo haga.
Se acerca el momento en que la toma de una decisión será inevitable y no la tomaré porque realmente quiera sino porque estaré obligada a ello. A veces pienso que no me queda otra opción que volver a estudiar. Aunque mi abandono es un secreto a gritos, se supone que este año empiezo segundo y no es verdad. Y no tengo valor de contarle a mi padre que otra vez he vuelto a fracasar, que otra vez he abandonado. Que su primer pensamiento se ha cumplido.
Me imagino constantemente volviendo a clase el próximo curso. A veces con ganas y a veces no. A veces pienso que sí puedo sacar fuerzas, que sí tengo ideas, que puedo sacarlo adelante. Otras no, como de costumbre. Estoy cansada de mí misma y ya no quiero atosigar a nadie con mis cosas. Ya no quiero hablar de esto con nadie. Ya estoy harta de que tengan que soportarme porque si a mí misma me parezco pesada no quiero ni imaginar lo que le parezco a los demás.
Puerta Bonita.
Realización.
Prácticas.
Piezas.
Programas.
Exámenes.
Montaje.
Palabras y palabras que pasan por mi cabeza. Volver al instituto con las orejas gachas y explicando, si es que alguien quiere saberlo, por qué me marché a medio curso. Y explicar por qué vulevo, si vuelvo con ganas...Cómo voy a explicar lo que no sé.
"El módulo te encanta o te come" me dijo mi amiga Ana un día. Y razón no le falta. A ella también le comió pero sabiendo que saltaba a otra cosa para la que tiene muchas aptitudes. Tan joven y tan segura de sí misma en algunos aspectos.
Últimamente, cuando pienso en el módulo, intento que la ansiedad no me sobrepase. Intento encontrar las ganas que tenía, por ejemplo, de hacer el curso de Avid. Aunque no hay comparación posible, claro, pero bueno. Intento situarme ya allí y pensar cómo sería mi vida volviendo, cómo me plantearía en curso, cómo intentaría que fuera mi relación con los compañeros, cómo afrontaría el día a día, las prácticas, los trabajos... Supongo que sería de mucha ayuda tener a gente que ya ha pasado por eso. Sé que me ayudarían en lo que fuera. Ojalá no me comparase con ellos continuamente. Ojalá fuese capaz de comprender que cada uno es como es y que tal vez no sería tan buena montando, o realizando, o en multimedia como ellos pero que también hay un hueco para mí allí. Que siempre puede haber un hueco para alguien con ganas de aprender y de trabajar. Sólo necesito encontrar esas ganas otra vez.
Necesito encontrar el empuje que otras veces, también en situaciones emocionales difíciles, me ha ayudado a sacar mis responsabilidades adelante. Mi último año de carrera fue un infierno para mí y sin embargo, lo acabé. ¿Por qué no iba a poder hacerlo otra vez? A la primera no pude. Tener a todos los implicados en esa movida en mi mismo espacio me superó. Pero ellos ahora no están. Quizá la segunda oportunidad sea la idónea. Sin distracciones, sin que encontrarme con unos u otros por los pasillos me haga tener que irme al servicio a llorar.
Necesito ponerme una meta en mi vida o mi vida acabará conmigo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario